Muchas veces, cuando discuten los miembros de una pareja, lo que hacen es mantener una lucha de poder para demostrar o demostrarse que sus razonamientos u opiniones son más válidos e incluso mejores que los del otro miembro de la pareja, es decir, se intenta "ganar" a la pareja (inconscientemente ponemos en juego y defendemos nuestra autoestima), estando más pendiente de decir lo que se quiere decir, que de entender lo que se tiene que entender, que es que, si uno pierde, los dos pierden. Solo existen dos posibles finales reales para una discusión de pareja, aquel en que los dos ganan o en el que los dos pierden. Y es que aunque uno se imponga y/o piense que lleva razón y que ha ganado la discusión, lo que en el fondo hace, con este comportamiento, es deteriorar la calidad de la relación pareja, lo que repercutirá en la calidad de la comunicación y en el nivel de afecto que se profesen en el futuro...
No siempre es fácil comunicarse con la pareja y, en ocasiones, aparecen las discusiones y los intercambios de opiniones pero, ¿qué características suelen tener las discusiones saludables de pareja?:
- Se expresan los puntos de vista de forma abierta, asertiva y respetuosa.
- Los miembros de la pareja se interesan por el punto de vista del otro o de la otra y, busca empatizar y validar los sentimientos de la otra persona.
- No suelen empezar con los temas más importantes o espinosos.
- Ambos son capaces de calmarse a si mismo y a la otra persona.
- Se escucha y se expresa de un modo no defensivo.
- Se discute desde una posición de "los dos ganamos o los dos perdemos".
- Son capaces de desintoxicarse e ignorar la "charla interna" consigo mismo/a.
- Prestan más atención al contenido de la charla que a los aspectos negativos de la discusión.
- Responden afirmativamente a cualquier "propuesta de paz" ofrecida por la otra persona.
- Tienen en cuenta que si la otra persona se comporta de forma negativa es un indicador de la importancia que ese tema puede tener para la pareja. En este caso se entiende la negatividad como una llamada de atención.
- Se esfuerzan para que el otro sepa que entendemos su punto de vista aunque no estemos totalmente de acuerdo.
- Se destacan las cualidades de la otra persona.
- Se acepta la parte de responsabilidad propia y se disculpan por ello.
En este cortometraje encontramos un ejemplo de lo que no se debe hacer, en tono de parodia:
Cada uno de los miembros de una pareja debe tener claro que muchas veces las diferencias de opiniones se basan en necesidades, miedos o valores diferentes de cada persona y entender que es más útil y beneficioso conectar con esas necesidades, validar dichos miedos o entender tales valores individuales para crear un clima de empatía y unión, porque en realidad es una oportunidad para conocer más y mejor a la pareja, para crecer y evolucionar juntos.
La discusión es la muerte de la conversación. Emil Ludwig.
Por Jesús Mendieta Martínez,
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