Los abusos sexuales en la infancia son una realidad muy dura, que nos cuesta afrontar. Es un tema tabú. Nos cuesta enfrentarlo como personas, y también nos cuesta a los profesionales explorarlo y trabajarlo. Hay poco estudios recientes que nos indiquen las estadísticas reales, aunque los datos que tenemos son alarmantes. Alrededor de un 25% de las mujeres y un 17% de los varones han sufrido abusos sexuales de diferente naturaleza antes de cumplir los 18 años. Tampoco se forma a profesores/as, padres/madres, profesionales de la salud para detectar precozmente un caso de abuso.
Las consecuencias de haber sufrido abusos sexuales son muy diversos dependiendo de la gravedad de los hechos y las herramientas de la persona para afrontarlos, pero pueden durar y condicionar toda una vida.
La mayoría de las veces el abuso se da por alguien del entorno del/la niño/a, ya sea un familiar o un educador. El abusador aprovecha la confianza, inocencia y deseo natural de exploración del/la niño/a para manipularle y que acceda a sus deseos. Los abusos son un abuso de poder, que utiliza la manipulación, para hacerle creer que ese juego es normal, que es un secreto entre ellos, que él/ella tienen la culpa y/o que si se lo cuentan a mamá se van a poner muy tristes o van a causar problemas.
Por ello, existen algunos cuentos que ayudan a explicar a los niños de todas las edades que es el abuso y qué hacer si se encuentran ante una situación incómoda de este tipo.
Kiko y la mano. Para niños/as pequeños/as
Cata y Benja y su hada madrina. Para niños/as pequeños/as
Estela grita muy fuerte. Edad entre 6 y 12 años.
Ojos verdes. Entre 6 y 12 años.
Estos son algunos títulos interesantes para trabajar con los/as niños/as, pero sólo son un ejemplo para dotarnos de herramientas y poner palabras a un tema que nos es tan difícil de abordar. Sin embargo, es importante que empoderemos a los/as niños/as y que ellos/as mismos/as sean capaces de identificar lo que les está pasando y que puedan decir que no y contárnoslo.
Irene Mollá Balañac