Psicología Social · 07. febrero 2018

3 Mitos de los Derechos Asertivos

La forma adecuada de relacionarse en sociedad es mediante la asertividad. La asertividad es una forma de comunicación en la que se conocen y se defienden los propios derechos personales, respetando los de los demás. Se fundamenta en que todas las personas poseen una serie de derechos fundamentales, llamados derechos asertivos. Estos derechos son la base de una comunicación eficaz y responsable, son los principios en los que sustentamos nuestra forma de interactúar con los demás y por tanto, la satisfacción que obtengamos de las relaciones sociales o personales. Las personas que usan otros estilos de comunicación como "la agresividad", "la pasividad" o la "agresivo-pasividad", a menudo se encuentran lejos de una verdadera satisfacción en sus relaciones sociales; y en la satisfacción personal que tengamos en las relaciones o no, se fundamenta en gran medida nuestra autoestima.

Cuando fundamentamos nuestro comportamiento social en actitudes o creencias erróneas, vamos a encontrar en muchas ocasiones insatisfacción, incomprensión o falta de reciprocidad en nuestras relaciones; lo que terminará alejándonos de los demás y nos desviará de un autoconcepto sano, de una autoestima adecuada.

A continuación vamos a exponer algunas de estas creencias falsas sobre cómo tienen que funcionar las relaciones sociales:

1. Es egoísta anteponer las necesidades propias a las de los demás: Desde luego que no es inadecuado tener una actitud abierta y de ayuda a los demás, las sociedades que se fundamentan en valores como la cooperación y la ayuda a los demás consiguen tener una mayor cohesión y sensación de bienestar ya que se alientan los sentimientos positivos. Pero cuando de forma continuada no soy capaz de dar un trato a las necesidades, vamos a notar como nuestra energía y vitalidad se agotan sin remedio, al final, nos sentimos vacíos. Por eso, para poder realmente ayudar a los demás, tenemos que saber cuándo y cómo ayudarnos a nosotros/as mismos/as. A veces tenemos derecho a ser los/as primeros/as.

2. A la gente no le gusta escuchar que uno se encuentra mal, así que es mejor guardárselo para si: Es verdad que si cada vez que quedamos con alguien hablamos preferentemente de nuestros problemas, al final, la otra persona se cansará y se aburrirá, pero ten en cuenta que tienes derecho a pedir ayuda o apoyo emocional. No mostrar nunca que uno no se encuentra bien, imposibilita que los demás empaticen con nuestros problemas y nos sintamos comprendidos y emocionalmente cercanos a los demás. Las relaciones más fuertes y satisfactorias se basan en compartir sentimientos, positivos y negativos.

3. Hay que ser siempre sensibles a las necesidades y los deseos de los demás, inclusive cuando éstos no sean capaces de mostrarlos: Realmente no somos adivinos y lo que es evidente para unas personas, para otras no lo es. Las personas tenemos derecho a no anticiparnos a las necesidades y derechos de los demás. Si estamos en exceso pendientes y ofrecemos repetidamente ayuda sin que nos la pidan, no facilitaremos que la persona aprenda a resolver sus propios problemas, luego crearemos relaciones de dependencia, en las que no será habitual que se nos muestre ni agradecimiento, ni reciprocidad, ya que enviamos el equívoco mensaje de que en esa relación una persona importa más que la otra. Las personas tenemos derecho a no anticiparnos a las necesidades y derechos de los demás y, a veces, será lo más adecuado.

Abandonar estos códigos de conducta erróneos te va a ayudar a tener relaciones sociales sanas basadas en la igualdad y la reciprocidad, en compartir y en la cercanía emocional, que es uno de los objetivos de las relaciones entre humanos (sentirnos integrados, parte de...), además de ser la forma en que nos conocemos mejor a nosotros/as mismos/as.