Bertrand Russell es uno de los pensadores más importantes del siglo XX, tal vez el más importante de habla inglesa. Nació en Gales, en 1872, en una familia de aristócratas. Siendo un niño perdió a su madre y a su hermana a causa de la difteria y su padre, enormemente deprimido, no hizo ningún esfuerzo por seguir viviendo. A la temprana edad de 6 años quedó huérfano. Como no puede ser de otra forma, esto le dejó una huella bien marcada en su carácter y durante una buena parte de su vida.
De intelecto escéptico, tres pasiones irresistibles dominaron su vida, según sus propias palabras: la necesidad de amar, la sed de conocer y el sentimiento casi intolerable de los sufrimientos del género humano. Activista social, luchó intransigentemente por la paz y permaneció varios meses en prisión durante la I Guerra Mundial por oponerse enconadamente a dicha contienda. Ese activismo dominó intensamente los últimos años de su vida, dedicados principalmente a la lucha por la paz, contra la escalada nuclear y la guerra de Vietnam. Falleció en 1970, a los 97 años de edad, no sin antes, a los 90, volver a visitar la cárcel.
Importante filósofo, lógico, matemático y escritor, recibió el premio Nobel de Literatura en 1950, nos deja una gran enseñanza duradera: "toda creación filosófica, poética, artística, política o ética de los hombres, para ser verdaderas, deben verificarse por la experiencia de la vida, de los hechos, del laboratorio, de la historia y hasta dentro del espejo interior de la mente".
Un día, en una entrevista le preguntaron acerca de qué mensaje o consejo podría a darte a ti o a mi, a las futuras generaciones, acerca de su experiencia vital y, esto es lo que contestó:
Y es que es muy fácil que a lo largo de una vida, en algunos momentos, nos ciegue el pensar que la realidad es lo que anhelamos que sea y nos bloquee y deprima el asumir que será lo que tememos que sea...
Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente
seguros y los inteligentes llenos de dudas. Bertrand Russell
Jesús Mendieta Martínez
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