El principio básico de la Psicología Cognitiva afirma que no son los acontecimientos los que precipitan nuestras emociones sino que es cómo interpretamos dichos acontecimientos lo que va a determinar la cualidad de emoción. A veces, este pensamiento es a nivel preconsciente (un nivel de conciencia inconsciente pero muy cercano al nivel consciente) y se requiere un esfuerzo para detectarlo y otras, no es un pensamiento sino una imagen mental. En realidad, esto no es siempre así, pero digamos que en más de un 90% de los casos sí que va a serlo. Las emociones, por tanto, proceden de nuestros pensamientos, generalmente.
Por otro lado, comúnmente se ha hecho una diferenciación entre emociones positivas y negativas, pero esta no es la forma más útil de diferenciarlas. La alternativa pertinente es, diferenciar las emociones según la clase de pensamientos que las preceden y de las cuales proceden. Es decir, si el pensamiento es racional vamos a encontrar las llamadas emociones genuinas o adecuadas, llamadas así por su nivel de utilidad, en cambio si el pensamiento precursor es irracional llamamos a la emoción generada parásita o inadecuada por ser poco o nada útil.
Emociones Parásitas
Las emociones parásitas proceden de pensamientos irracionales como:
- Depresión: Es horroroso haber perdido (...). Que mal lo hice.
- Ira: El/Ella no debería haber hecho eso. Qué mala gente. No lo/a soporto.
- Vergüenza o culpa inadecuada: Si hago las cosas mal es que soy malo/a.
- Ansiedad: Eso no debe ocurrir y como pase será horroroso.
- Euforia: Hoy es mi día de suerte, nada me puede salir mal.
- Ingenuidad: Todos los amigos/as ayudan a sus amigos/as siempre.
Las emociones parásitas son muy intensas y provocan comportamientos impulsivos, determinados a evitar la emoción desde una reacción poco controlada, en el caso de las negativas, y en el caso de las positivas a mantenerlas a un nivel muy elevado con el mismo nivel de precipitación. Este comportamiento puede traicionar de nuestros propios valores porque cuesta tenerlos en cuenta cuando el sufrimiento es muy intens,. Con esta forma de proceder la emoción puede mitigarse momentáneamente pero no desaparecerá definitivamente, volverá con más fuerza, de ahí viene su nomenclatura. Evitar es como cavar para salir de un hoyo.
Emociones genuinas
Las emociones genuinas proceden de pensamientos lógico-racionales como:
- Tristeza: No me gusta haber perdido (...). Esas cosas pasan, es ley de vida.
- Disgusto: No me gusta lo que ha hecho aunque cada uno es libre de hacer lo que le parezca.
- Dolor: Prefiero acertar y me esforzaré, pero si me equivoco por lo menos lo he intentado. Seguiré intentándolo...
- Inquietud: Espero que eso no pase, pero si ocurre, qué se le va a hacer. Lo afrontaré lo mejor que pueda.
- Alegría: Cómo me gusta que me salgan bien las cosas.
- Optimismo: Espero que pueda ayudarme, aunque a lo mejor puede estar ocupado/a.
Las emociones genuinas negativas nos comunican que tenemos una necesidad o varias por satisfacer. Lo correcto es hacerlas caso y de una forma congruente con los propios valores personales buscar cómo satisfacerlas a partir de una reflexión sensata y atenta. En el momento que detectemos la necesidad y la cubramos, la emoción negativa desaparecerá y se transformará en positiva. Este es el gran poder comunicador de las emociones dentro de cada uno y a lo que tenemos que atender.
Por ejemplo el disgusto nos puede comunicar la necesidad de poner límites, el dolor de buscar un plan alternativo que funcione donde el plan original falló, la inquietud de prepararnos adecuadamente para un evento, la soledad de buscar compañía, el aburrimiento de diversión...una emoción nos puede comunicar muchas necesidades y a veces, según el contexto, pueden dirigirnos a necesidades diferentes. Por ejemplo, si sentimos soledad y estamos acompañados, a lo mejor necesitamos pasar tiempo de calidad con uno/a mismo/a o encontrar la forma de comunicarnos mejor con los demás, o tal vez de buscar nuevas amistades.También es posible que varias emociones nos comuniquen la misma necesidad o necesidades. Las posibilidades pueden ser muy variadas y la respuesta correcta está en tu interior.
Voltaire, en su obra "Cándido o el optimismo" invita a hacer una reflexión sobre los defectos morales de nuestra sociedad (la mentira, la traición...)a través de un personaje muy peculiar. Es una obra muy divertida en la que llega un mensaje sin sermones... En este relato, encontramos a una persona (Cándido) que sufre una gran cantidad de aventuras y desventuras (casi todas) pero que siempre muestra un optimismo desmesurado a pesar de los atroces acontecimientos que tiene que padecer y en el que también se trata lo adecuado o no de este sentimiento.
Jesús Mendieta Martínez
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