Aunque vivimos en un mundo material corremos un riesgo cuando intentamos buscar la felicidad consiguiendo o
acaparando bienes materiales única o prioritariamente. Comprar algo puede hacer que sintamos cierto alivio o algún grado de felicidad momentáneo, o que la ansiedad o el aburrimiento que se
siente, a veces, antes de comprar se desvanezca durante algún tiempo. Pero está ciertamente demostrado que conductas abiertamente materialistas bloquean las conductas prosociales, es decir, las
cooperativas, las que se basan en la empatía y en los valores intrínsecos de cada persona que se cambian por los valores materialistas. Esta desconexión social, basada en el consumismo exagerado
genera y afianza estados de ansiedad, depresión y problemáticas como las adicciones (alcohol, drogas, compras...), entre otras. Contener los valores consumistas, disminuir la exposición
a la publicidad y enriquecer los valores personales son formas mucho más útiles de preservar y mejorar la propia autoestima, así como de conseguir muchos momentos de satisfacción personal y
alcanzar un nivel de felicidad consistente.
Tim Kasser nos lo explica muy bien. El es doctor en Psicología y profesor en la Universidad de Galesburg. Además ha escrito artículos científicos y capítulos de libros sobre materialismo, valores, objetivos, bienestar y medio ambiente sostenible:
El lujo no estimula al hombre a la virtud, antes sofoca todos los buenos sentimientos. Federico II de Prusia.
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Jesús Mendieta Martínez
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