La violencia de género es cualquier tipo de violencia sobre una mujer por el mero hecho de serlo... En palabras de la O.N.U., "todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada» (Asamblea General de la ONU. Resolución 48/104, 20 de diciembre de 1993).
El ámbito familiar es uno de los entornos donde con más frecuencia se ejerce la violencia machista y donde las consecuencias pueden ser peores. Además, la familia proporciona el agravante de la impunidad que otorga la privacidad.
En muchas ocasiones existen niños y niñas de por medio, que van a sufrir importantes alteraciones en su desarrollo, aprendiendo patrones de conducta inadecuados y adoptando roles confusos en su vida. Pueden, por ejemplo, adoptar un papel de adultos/as con ambos progenitores intentando mediar en el conflicto, responsabilizándose de las emociones de uno de los dos o de ambos, normalizando la violencia o huyendo de todo lo que represente un conflicto con otros. Cualquier papel que adopten en su infancia, condicionará su papel en las relaciones afectivas en su adultez. Por no hablar de las consecuencias de ser testigos de la violencia física que les convierte en víctimas directas de esa violencia.
Especialmente importante es protegerlos/las de estas situaciones para que en su edad adulta no reproduzcan estos patrones de agresor y agredida. Para ello, el mejor tratamiento es que sean capaces de hablar de ello, de qué es lo que está pasando, de cómo se sienten ante ello y de cómo se lo están explicando a sí mismos/as.
Cuidar de la infancia es una obligación de toda la sociedad y de toda la humanidad, no la abandonemos a su suerte.
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Jesús Mendieta Martínez
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