Salud mental o "estado mental" es la manera como se reconoce, en términos generales, el estado de equilibrio entre una persona y su entorno socio-cultural lo que garantiza su participación laboral, intelectual y de relaciones para alcanzar un bienestar y calidad de vida.

La salud mental se define, por lo tanto, como un concepto subjetivo, en función de la satisfacción percibida en las diferentes áreas fundamentales de la vida y la relativa importancia que le demos a cada una. De tal manera, que algunas personas le darán más importancia a unas áreas y otras personas se la darán a otras. Éstas podrían describirse como:

• Área del bienestar psicológico: Definido como las herramientas cognitivas (de pensamiento) con las que nos valoramos a nosotros/as mismos/as y a los/as demás, a las diferentes circunstancias que nos rodean, y a las situaciones que vamos viviendo. En este sentido, tendremos una adecuada satisfacción en esta área cuando tenemos un buen concepto de nosotros/as mismos/as, cuando utilizamos un lenguaje descriptivo de la realidad y nos dirigimos a la solución y no al problema, cuando nos valoramos objetivamente, con una autocrítica constructiva y no patológica, y también cuando sabemos procesar nuestras emociones utilizándolas a nuestro favor y no en nuestra contra.

• Área del bienestar físico: Es decir, sentirnos a gusto con nuestro cuerpo y tratándolo con cuidado. El bienestar físico aparece cuando escuchamos a nuestro cuerpo, lo sentimos y le damos lo que realmente necesita. Cuando lo escuchamos realmente y sabemos decir a lo largo del día si siente calor, frío, hambre, tensión, dolor… Es decir, cuando nos ocupamos de nuestras necesidades físicas básicas. Tener el cuerpo activo a través de un deporte moderado que nos permita sentirlo y disfrutar de él, no como estrategia para conseguir una apariencia física determinada. También se refiere a tener una alimentación saludable, darle el descanso que necesita y acudir a los controles médicos periódicos saludables (ginecología, urología, dentista…).

• Área de la autonomía personal: Poder organizar nuestra vida cotidiana independiente de otras personas. Hacer planes en soledad, con amigos/as o con la pareja, si la tenemos. Elegir los planes del día a día o del fin de semana de manera independiente, sin necesidad de hacerlo por obligación o por sistema con otra persona (como nuestra pareja), de tal manera que dejemos por sistema nuestros proyectos personales a favor de otras personas.

• Área de la sexualidad: Se refiere a disfrutar de nuestra sexualidad, sentirnos a gusto con ella, permitiéndonos centrarnos en el deseo y la sensualidad de nuestro cuerpo sin culpa ni vergüenza, sin presiones externas y sin presionar tampoco a l@s demás.

• Área de la independencia económica: Tener unos ingresos ajustados a las necesidades personales y de ahorro. Disponer de nuestro dinero y ajustarlo a los gastos necesarios del día a día, sin derrocharlo en cosas que no nos dan satisfacción a medio o largo plazo, pero permitiéndonos disfrutarlo para nosotros/as mismos/as.

• Área laboral: tener un trabajo ajustado a nuestras capacidades, un salario ajustado a las funciones realizadas, donde nos sintamos seguros/as física y psicológicamente, que nos permita desarrollarnos profesionalmente, pero que también nos permita conciliar nuestra vida personal y familiar.

• Área de relación con nuestra familia de origen: Si tenemos familia de origen (padres, hermanos/as, abuelos/as), este área se refiere a tener una relación elegida, es decir, poder elegir las funciones que se quieren desempeñar en ella y no porque sean las funciones que se esperan de mí o que “siempre he desempeñado”. Elegir funciones que me permitan desarrollarme en el resto de áreas.

• Área social: Tener amigos/as con diferente nivel de intimidad, realización de planes con ellos/as y ser capaces de abrirnos en función de ese nivel de intimidad, cuidando nuestra propia privacidad para disfrutar socialmente sin sentirnos amenazados o intentando “comprar” amigos/as con una actitud determinada.

• Área de pareja: Elección de pareja o no. Se elige cuando se ajusta a las necesidades propias, sin “utilizarla” para superar nuestras propias dificultades y sin depender emocionalmente de ella. Si la tenemos, negociar libremente el tipo y frecuencia de los contactos, las actividades para hacer junt@s y los planes de futuro. Tener una comunicación abierta y no ofensiva o defensiva con ella, acerca de nuestras propias necesidades, tanto afectivas como psicológicas que nos permita crecer y favorecer el crecimiento de la pareja en sí y también de cada miembro de ella.

• Área  de maternidad/paternidad: Elección libre de la paternidad/ maternidad, relación saludable con hijas/os, favoreciendo su responsabilidad y libertad madura, establecimiento de límites sanos y buena relación con ellos.

• Área del ocio: Realización de actividades divertidas, como fin en sí mismo, sin relegarlas por obligaciones o citas con otras personas. 

A estas áreas básicas podemos añadirle el área de la espiritualidad, si tenemos alguna creencia o sentimiento espiritual o el área de la ciudadanía, si es importante para nosotros/as contribuir al crecimiento de nuestra comunidad o sociedad con unos valores determinados, a través del activismo social o político o algún tipo de voluntariado.

La pregunta básica que debemos hacernos es ¿tengo satisfacción en estas áreas? Si alguna respuesta es negativa, es interesante preguntarnos por qué y dirigirnos a mejorar dicha satisfacción con unos objetivos concretos y alcanzables.