La educación siempre ha sido la mejor manera para prevenir conflictos y las técnicas de comunicación son una manera eficiente para lograrlo. La Comunicación No Violenta, más que una técnica, es un proceso o una actitud.
La Comunicación No Violenta (CNV) ha sido utilizada para mejorar las relaciones interpersonales y las dinámicas familiares, escolares o laborales. También se usa en mediación de conflictos bélicos.
La CNV no hace referencia únicamente a una forma de violencia explícita de comunicación, sino que trabaja otras formas de violencia más sutiles (violencia no verbal como los gestos agresivos; violencia paraverbal como el tono de voz elevado o sarcástico; agresivo-pasividad, etc.).
El proceso de la CNV se divide en dos modalidades (escuchar con empatía y expresar con honestidad) y cuatro pasos (observar sin juzgar, comprobar cómo nos sentimos, decidir cuáles son nuestras necesidades y especificar una petición).
En primer lugar observamos lo que ocurre realmente en una situación dada; lo que dicen o hacen los demás, ¿sirve o no sirve para enriquecer nuestra vida? El truco consiste en saber expresarlo claramente de modo que no incorpore ningún juicio ni evaluación; poder decir simplemente qué cosas que hace la gente nos gustan y cuáles no. Después, una vez hecha esta observación, comprobamos cómo nos sentimos. ¿Nos sentimos dolidos, asustados, alegres, divertidos, irritados, etc.? Y en tercer lugar decidimos cuáles de nuestras necesidades guardan relación con los sentimientos que hemos identificado. A continuación, siendo conscientes de nuestras necesidades y sentimientos, los expresamos y nos dirigimos a satisfacerlos.
Cuando centramos nuestra atención en estos pasos y ayudamos a los demás a hacer lo mismo, establecemos una corriente de comunicación que discurre en ambos sentidos y se manifiesta de una manera natural (observo, siento y averiguo qué necesito, qué me hace falta para enriquecer mi vida y también soy consciente de qué observas, sientes y necesitas; qué te hace falta para enriquecer tu vida).
La práctica de la CNV favorece la escucha atenta, el respeto y la empatía, y propicia el deseo mutuo de dar de todo corazón. También nos ayuda a conectarnos con nosotros/as mismos/as, nuestras necesidades y cómo satisfacerlas adecuadamente. A través de la CNV podemos:
- Crear relaciones personales más satisfactorias, basadas en el respeto, la compasión y la cooperación.
- Resolver conflictos pacíficamente, ya sean personales, domésticos, institucionales o internacionales.
- Romper con efectos de experiencias pasadas y condicionamientos culturales.
- Saber decir "no" y aceptar el "no" del otro.
- Resolver sentimientos de culpa, miedo, vergüenza y depresión.
- Descubrir que las personas pueden contribuir naturalmente al bienestar de otros, si lo hacen desde la libertad.
- Desarrollar la capacidad de escucha y comprensión.
- Terminar con patrones de pensamiento que llevan a discusiones, ira y depresión.
- Encontrar las necesidades que dan vida a individuos, familias, colegios, comunidades y empresas.
La Comunicación No Violenta fue desarrollada por Marshall Rosenberg, Doctor en Psicología Clínica, educador y reconocido mediador en conflictos internacionales. También fundó el "Center for Nonviolent Communication" (CNVC), en el año 1984.
Este es un fragmento de una entrevista en la que Rosenberg nos cuenta su experiencia utilizando la CNV en conflictos internacionales.
Jesús Mendieta Martínez
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